La luz entra por un lente y deja una imagen plasmada en película o en bits. Eso no lleva el sentimiento de la persona retratada, sus luchas, sus victorias, sus complejos y sus virtudes. Sin embargo, la persona se encuentra en el retrato, algunas veces, por primera vez, sin el filtro de su cabeza y hasta se pregunta «¿Seré yo?»
Esa explosión interior del choque de lo que una persona piensa de sí mismo y lo que realmente es, me llena de emoción y gran satisfacción. El espejo de «diario» a veces miente…
Mario E. Archila M.